Chile: Barrer la violencia bajo la alfombra
Quienes celebran el sistema de mano dura asumen que esta logrará intimidar y disuadir el crimen para volver a limpiar lo que está ocurriendo en nuestras calles y ojalá no volver a ver a los hijos del fracaso estatal en su jardín. Pero a pesar de quererlos lejos, no tienen problemas en que sean sus madres, padres, hermanas y hermanos quienes viajen horas arriba de un transporte público ineficiente, para que vengan a cuidar sus jardines, criar a sus niños, pasear a sus perros y sostenerles la sombrilla mientras están en la playa, clubes de campo y piscinas privadas. No les molesta uniformarlas con delantales, para dejarles claro que son parte de otro Chile. Esta paradoja es el corazón de la máquina que termina por reproducir pobreza para someterla a un sistema de explotación laboral, ya sea de forma legal o ilegal.