La preguntas que saltan a la vista son: ¿por qué Caroe no logra ver el sexismo en su chiste?, ¿por qué Camila Vallejo?, ¿por qué en una noche de Festival la gente lanza risotadas frente a un chiste tan brutalmente sexista y, dos días más tarde, se aplaude desaforadamente a otra humorista que denuncia el constante abuso al que son expuestas las mujeres de Chile?
Su chiste denigra no solo a la diputada sino que a todas las mujeres que durante muchos siglos han sido consideradas un mero objeto de satisfacciones masculinas.