Las cantidades de productos pesticidas aplicados a nuestros campos está aumentando a un ritmo que es difícil de dimensionar. Un análisis grueso indicaría que el aumento de los cultivos de frutales, que son principalmente exportados, constituye una parte importante de la problemática. Es preocupante para la población que, de una u otra forma, participa del proceso ya sea por ser vecinos de los campos donde se aplican los productos, o simplemente por consumir las frutas y vegetales que de ahí emanan, y eso sin considerar los efectos perturbadores que estos venenos provocan en las cadenas tróficas, flora y fauna nativa y en el medio ambiente en general.