Fenómeno Trump: Los «deplorables» alzan su voz
Si hay algo que debemos tomar muy en cuenta respecto al triunfo de Donald Trump (nuevo presidente de Estados Unidos) es que las ideas conservadoras no han muerto, siguen muy vivas. Si no supimos ver la fuerza de tales ideas, eso se podría deber a que se encuentran hoy opacadas por la supremacía de ideas elevadas por minorías, hecho que podría cambiar drásticamente con el arribo del nuevo presidente de Estados Unidos.
Primeras reacciones en América Latina a elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos
Desde la perspectiva internacional, no existe ninguna obligación de expresarse sobre los resultados de un ejercicio electoral por parte de los Estados. Se trata de un asunto interno a un Estado que, en apariencia, no tiene mayor relevancia. No obstante, algunos asuntos internos dan pié para algún tipo de reacciones. El silencio ante resultados electorales puede también expresar una muy seria reserva ante las características del proceso electoral.
¿Qué podrá y no podrá hacer el presidente Trump? Se lo explicamos con detalle
El principio más importante de la Constitución estadounidense es el llamado mecanismo de pesos y contrapesos, que impide la concentración excesiva de poder en manos de un único organismo o rama del poder. Tanto en la política exterior como en la nacional, Trump se verá obligado a tener en cuenta la opinión del Congreso, ya que ninguna ley puede ser adoptada sin la aprobación de los parlamentarios.
Barack Obama y Hillary Clinton: el carisma no se hereda
Que Bernie Sanders era mejor candidato que Hillary Clinton no cabe la menor duda y, a la mejor, hubiera salvado al Partido Demócrata de la debacle, pero los “por si acaso” no sirven para nada en la historia, pues Clinton era dueña de la máquina política y no podía ceder el lugar a un advenedizo y carismático candidato, que postulaba a un liberalismo, en términos norteamericanos muy cercano a la socialdemocracia.
Las 7 propuestas de Donald Trump que explican su victoria
Las necedades horripilantes y detestables fueron masivamente difundidas por los medios dominantes no solo en Estados Unidos sino en el resto del mundo. Y la principal pregunta que mucha gente se hacía era: ¿cómo es posible que un personaje con tan lamentables ideas consiga una audiencia tan considerable entre los electores estadounidenses que, obviamente, no pueden estar todos lobotomizados? Algo no cuadraba. Para responder a esa pregunta tuvimos que hendir la muralla informativa y analizar más de cerca el programa completo del candidato republicano y descubrir los siete puntos fundamentales que defiende, silenciados por los grandes medios.
Ganó Trump: ¿fracasó Wall Street y la Gran Prensa?
La Corporatocracia en conjunto se unió como un complejo financiero, militar, comunicacional, industrial, con el fin de parar cualquier advenedizo que intentara disputar su poder. Para ello, financió en un porcentaje de diez a uno su proyecto ante el corsario Trump, comprometió el apoyo de Barack Obama junto con todo el aparato estatal y produjo una campaña mediática extraordinaria basada en tres puntos: demeritar en grado superlativo al contrincante, no trepidar en usar los mecanismos más oscuros y generar una campaña del terror ante un eventual triunfo republicano.
Triunfo de Trump: ¿Cómo entender lo que pasó?
Los descendientes de europeos, que poblaron y ocuparon el actual EEUU, se sentían “destinados por Dios” y aquellos pueblos que habitaban estas tierras, no eran sus iguales. Eran “bárbaros” como los habría calificado Aristóteles y cómo tal, carecían de todo. Los puritanos, derivados de las ideas del calvinismo, sostenían una nueva iglesia, que reinterpreta la relación entre Dios y el hombre. Los puritanos sostienen que son “intérpretes de dios” y “realizadores de sus designios”.
Donald Trump, ¿la oportunidad de un verdadero cambio?
Si EE.UU. desea redefinir su política exterior, el candidato republicano Donald Trump encarna ese ideal. Todos sabemos el historial criminal de los presidentes de EE.UU. en las últimas décadas. Si nos ponemos a pensar, Hillary Clinton representa la continuidad de la política neoconservadora que ha conducido a los EE.UU. al estancamiento económico y al atraso político-militar frente a la astucia de potencias como China o Rusia.
Donald Trump y la centro-izquierda global
Los líderes de ultra-derecha occidentales comparten un discurso similar: están en contra de la globalización, la que en las últimas décadas ha pauperizado a las clases medias trabajadoras. Curiosamente, se trata de una visión que originalmente fue concebida por la izquierda. Entonces, ¿qué ha sucedido en los últimos años para que una causa “progresista” se transformara en una bandera electoral de la extrema derecha?
Donald Trump, el yanqui idiota
Muy hábilmente, Trump ha logrado identificar a Hillary Clinton con todo lo podrido que existe en la sociedad norteamericana: los sinvergüenzas de Wall Street, cuyos paquetes malos llevaron a la crisis de 2008 – y que aún no termina -; a los políticos de Washington, inútiles, corruptos y fatuos; a los partidos políticos, que no representan a nadie, en fin todo lo que significa política y políticos para él.