el profundo desprecio histórico hacia el pueblo chileno por parte de la derecha se expresó políticamente en su lucha teórica y práctica en contra del ejercicio del sufragio universal efectivo. La prédica en contra de éste fue una constante durante la vigencia de la Constitución de 1925. Y como no le fue posible lograr el “voto plural” (que le habría dado un voto mayor a los más ricos e instruidos) se contentó con el empleo desenfrenado del cohecho y del “acarreo” -cual ganado electoral- de los inquilinos de sus haciendas con el que logró casi siempre mayorías parlamentarias espurias hasta 1958.