Como si fuera un relojero ante su mesa de trabajo doy por sentado que los mecanismos de esta historia se ponen en movimiento con piezas y engranajes de distintas formas y funciones y que al cabo de una tarea bastante laboriosa uno coloca la tapita metálica por detrás, se apega el instrumento al oído y un tictac le alegra el corazón: parece que un pajarito nos hubiera nacido entre las manos.