El movimiento estudiantil ha muerto. Probablemente desde el día en que sus dirigentes fueron cooptados por los cuadros políticos. O más bien, porque inevitablemente su métodos y posturas devinieron en moda. Tal vez porque en el momento en que la educación se ha institucionalizado como problema los actores necesariamente se ven las caras en una arena con reglas distintas a la calle y las salas de clases (El sistema es capaz de absorberlo todo).