¿Restauración conservadora en América Latina?
Recientemente hay muestras de procesos de recomposición de fuerzas conservadoras en países de gobiernos progresistas en el continente. Las amenazas a la continuidad en países como Brasil, Uruguay, Argentina, así como problemas enfrentados en Venezuela y, de forma distinta, incluso en Ecuador, apuntan a un fenómeno de ese orden.
“Cuando se pacta con la derecha es la derecha la que gana” (Radomiro Tomic)
Radomiro Tomic era un verdadero estadista y un eximio orador – nada que ver con los polichinelas de los dirigentes democratacristianos actuales que, moralmente, pesan menos que un paquete de cabritas -, pues Tomic funcionaba sobre la base de la ética de la convicción y no del oportunismo y de la frivolidad de que hace gala la clique de los Walker, los Martínez Alvear, y otros tantos.
De nuevo tomados de las manos
Todos los proyectos de ley, verdaderamente importantes en la vida del país, se resuelven al calor de un generoso te, en casa de un plutócrata – los príncipes de Venecia quedan chicos al lado los del Mapocho – razón por la cual a nadie debería extrañarle que el acuerdo sobre reforma tributaria hubiera tenido lugar en casa de Juan Andrés Fontaine, y que se hubiera mantenido en secreto hasta la firma del protocolo, el 11 de julio, pues así funciona nuestra plutocracia – algunos ingenuos la llaman democracia -.
El Cristo de Ricardo y el Cristo de Francisco
El Cristo de Ricardo Ezzati sólo se ocupa de los genitales femeninos y minusvalora el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo. Cuentan los cronistas que en el Concilio de Trento con la diferencia de dos votos, los príncipes de la Iglesia acordaron que las mujeres tenían también alma – igual que sus congéneres varones -, […]Este Cristo de Ricardo prefiere condenar, a compadecer; a amar más a los ricos, que a los pobres – a los segundos, sólo les promete, si se portan bien, el reino de los cielos –.
Dos crisis de dominación oligárquica en Chile
La historia no se repite: la tesis del “eterno retorno” es sólo una concepción filosófica, no verificable en la historia, sin embargo, los períodos históricos son susceptibles de ser comparados y en ellos descubrir una serie de similitudes muy sugerentes.
En este artículo compararemos dos períodos de crisis de representación y de legitimidad, generados por el derrumbe de la dominación oligárquica; el primero, de 1920 a 1921 y, el segundo, de 2005 al 2013. En ambas crisis encontramos algunos elementos de comparación que, extrañamente, presentan características análogas