18 de noviembre de 2025
El voto no expresa intereses materiales, sino lealtades simbólicas: define de qué lado estoy, qué valores sostengo y contra qué grupo me posiciono. En un país profundamente fragmentado, las personas votan más desde la tribu moral con la que se identifican —orden, esfuerzo individual, desconfianza del Estado— que desde su realidad concreta. Esta dimensión ritual explica por qué se puede votar “en contra del propio bolsillo” sin sentir contradicción.