La vida se le fue de repente, con un balazo en el pecho. A las diez de la noche el hambre aprieta y el supermercado de Sáenz Peña estaba ahí, cerrado y solo. Eran cincuenta, cien. Nadie los contó. El brazo del estado, el que debería evitar que el hambre se instalara en esta fenomenal fábrica de alimentos de 3 mil kilómetros, no estaba. La policía, el brazo armado del estado, estaba ahí para evitar cualquier acceso a la comida. Las dos provocaron la muerte de Ismael Ramírez, de trece años. En medio de la arena del hambre.
Pueblo Qom de Sáenz Peña declara: El supermercado nos retuvo la tarjeta alimentaria, no querían darnos mercadería de nuestra tarjeta alimentaria por tema precios.