La molestia acumulada entre armeros, deportistas y propietarios de armas por los altos cobros y fallas en el servicio que les da Carabineros, se convirtió en alarma en marzo. Ese mes se supo que el mismo general Flavio Echeverría, que había administrado con total opacidad los cuantiosos fondos recaudados por inscribir y fiscalizar armas, era el cabecilla del mega fraude en Carabineros. En los últimos 10 años la policía ha recibido $16.200 millones por esa función y nunca ha dado cuenta en detalle en qué los ocupa. Dos oficiales y un civil están acusados de apropiarse de una parte de esos fondos.