Vientos de guerra soplan nuevamente tras la nuca europea. Durante las tres últimas décadas, el eje Estados Unidos – Unión Europea pudo mantener sin competencias apreciables su hegemonía económica y política sobre el resto del planeta.
Sin embargo, transcurridos 25 años desde que se produjera el derrumbamiento de la Unión Soviética el panorama mundial ha dado un giro de 180°. Nuevas potencias capitalistas emergentes están sometiendo a las economías de los imperios históricos a un duro desafío.