España, como Chile, va camino de la abstención victoriosa, porque el desencanto y el hastío ante las falacias y corruptelas políticas de los últimos años están desbordando la capacidad de hartazgo de los ciudadanos. ¿Qué fue de líderes como Salvador Allende, que entusiasmaban a los más desfavorecidos, preguntaría a mi recordado Jesús Manuel, consciente de que él compartió las mejores expectativas ante aquel Chile votado que luego reventaron las botas militares?