Chile: adiós a la Constitución de Pinochet… ¿para siempre?
Por abrumadora mayoría, Chile decidió poner punto y final a la Constitución de 1980, elaborada en plena dictadura de Pinochet. Pero a la hora de diseñar una nueva se…
Chile: Nueva Constitución, llave maestra del cambio
Esa victoria es lo fundamental en este instante. Pongamos el acento de hoy en eso. Que nada impida el trabajo de hormigas para el domingo 25 una masa impresionante acuda a votar. Son más de 14 millones los electores habilitados que pueden abrir un nuevo destino para Chile. En la última elección presidencial (2017) votaron poco más de 7 millones, 49,02% del padrón electoral. Esta vez hay que superar los 8 millones de votos para que el plebiscito tenga la legitimidad indiscutible que requiere. No basta que el Apruebo y la Convención Constitucional consigan poco más del 50%. Necesitamos una victoria con la fuerza de una salida de mar para que sea respetada por los bastiones financieros, civiles y militares del conservadurismo.
Plebiscito: el plan de la ultraderecha
En estas últimas semanas se ha manifestado en la derecha el deseo de que sea muy alta la abstención electoral. Asegurándose que si la concurrencia no supera ampliamente la mayoría absoluta este proceso constitucional carecería de legitimidad. Claramente, estos sectores saben que el rechazo a la nueva constitución va a ser minoritario, por lo que refugian en la posibilidad de desacreditar el proceso ante una baja concurrencia de votantes.
Graves errores sobre el Proceso Constituyente
Un segundo gran error respecto del actual “proceso constituyente” es el que considera que el acuerdo del 15 de noviembre ha tenido el propósito de resolver democráticamente el gigantesco malestar social que se expresó en octubre del año pasado. Y concretamente de darle a la sociedad chilena una voz decisiva en cuanto al establecimiento de una eventual nueva Constitución y de un nuevo modelo económico-social. En realidad, dicho acuerdo tuvo el propósito –inconfesable por cierto- de lograr todo lo contrario. Esto es, de aparecer pretendiendo aquello; pero, en la práctica, estableciendo fórmulas que lo hiciesen virtualmente imposible.
Yo Apruebo: por Soberanía, Poder y Dignidad (Parte I)
Estamos en pleno mes de septiembre y restan 7 semanas para el Plebiscito nacional, mientras tanto, la Campaña por el “APRUEBO” y “RECHAZO”, está en pleno desarrollo publicitario. La euforia y las esperanzas puestas en este proceso de Consulta ciudadana –experiencia parecida a la “Alegría ya viene”, año 1988- puede traernos más de alguna sorpresa y una serie de inmerecidas frustraciones para quienes creemos que Chile requiere de un verdadero cambio constitucional. Por ello, quiero compartir algunas reflexiones desde la Filosofía Política frente al desafío de construir ciudadana consciente y ética social.
El fraude constituyente hace agua
¡Se le está yendo de las manos la pobre justificación a los líderes de la ex Concertación de que había que derrotar a la derecha con el apruebo!; justificación destinada a ocultar que el antidemocrático e inmodificable quórum de los dos tercios, regalado por ellos mismos el 15 de noviembre a la derecha, le permitirá a ésta controlar totalmente los términos que tenga la «nueva» Constitución o conformarnos con seguir con la Constitución de Lagos suscrita por él y todos sus ministros en 2005.
¿Qué aprueba el APRUEBO?
En reflexiones anteriores he dejado claramente explicitada mi posición frente al proceso constituyente en curso, pero en esta ocasión entregaré una opinión respecto de los previsibles resultados en relación con el triunfo de la opción APRUEBO en el Plebiscito del 25 de octubre.