El Chile de la dictadura, de la Concertación y de la Alianza se ha constituido como el modelo más perfecto de lo que Vergara define como “la utopía del gobierno de la sociedad por la élite del mercado”. Si algún arqueólogo descubriera los restos del modelo educativo chileno, podría reconstruir, a la perfección, los trazos más radicales y reduccionistas de la teoría educativa de los dos autores que comentamos en esta columna. En el fondo, el debate se centra en la educación privatizada, dominada por el mercado, y la concepción de la educación como derecho universal y humano, del cual el Estado debe hacerse cargo.