El hecho de que nosotros hemos avanzado en la verdad, que ha sido sobre la base del esfuerzo de las agrupaciones de derechos humanos, no nos autoriza a que hagamos reconciliación. Insisto, yo no me reconciliaré jamás con los genocidas, no me reconciliaré jamás con los que me tuvieron detenidos dos años en diferentes campos de concentración en este país y después me expulsaron durante ocho años fuera de Chile, sin que yo hubiera cometido jamás delito alguno, sin que jamás fuera juzgado por un tribunal. Esas son violaciones a los derechos humanos, están vigentes y deben ser sancionadas conforme a los tratados internacionales. Hablar de reconciliación pasando por encima de la verdad, no es posible.