El show de la Intendenta Jacqueline
por José Miguel Carrera (Chile)
14 años atrás 4 min lectura
Diferentes personalidades de la política binominal chilena
han criticado la actitud de la intendenta de la Octava Región
Jacqueline van Rysselberghe. Fue grabada en un video, donde se le escucha
confesar con mucho desparpajo que mintió (en buen chileno, metió chamullo) para
que el gobierno de Piñera le aprobará un proyecto de soluciones habitacionales
a pobladores de Concepción. La militante derechista de la Unión Demócrata
Independiente, dice muy suelta de cuerpo… aprovechamos el terremoto y el
maremoto para conseguir cosas para ustedes, en Santiago no conocen lo que pasa
en el sur… ante las risas y aplausos de sus adeptos y clientes.
Solo el partido UDI la defendió, es su potencial candidata a
senadora en zona. Declararon que ella no tuvo malas intenciones, su cariño y
sensibilidad social a los más pobres hizo que cometiera ese error.
Pero no se salvó de las críticas de otros sectores de
la derecha, hasta el nuevo senador designado a dedo -por obra y gracia de la Constitución Chilena-,
Carlos Larraín, advirtió a su gobierno que mantenerla de intendenta les traería
futuros costos políticos.
Las personalidades de la Concertación, como es
su característica, amenazaron con todo tipo de acciones a la intendenta y al
poco tiempo se desinflaron. Entre sus propias filas surgen ya voces de que no
existiría mérito para una acusación constitucional. La Concertación siempre
hace las cosas a media o no las hace, ejemplos abundan, sobre todo en sus
veinte años de gobierno. No pasa nada con ellos, ni chicha, ni limoná, como
cantaba nuestro héroe nacional Víctor Jara, asesinado por la dictadura de
Pinochet y todavía sin culpables encarcelados a pesar de todos los años
transcurridos.
Lo de fondo en este hecho, es que el sistema binominal
chileno permite la existencia de caudillos o "caudillas" que se aprovechan de
las necesidades de nuestro diario vivir y nos toman como su exclusiva clientela
política.
Estos caudillos ven la pobreza como un nicho de mercado y
con sus influencias -la
Jacqueline es política inteligente, de familia de
empresarios, conoce a muchos políticos, tiene contactos, puede resolver cosas y
eso le da poder. Lo que tanto ansían los pobladores de esa zona tan castigada
por el terremoto, el maremoto y en invierno por las abundantes lluvias -vivir
más dignamente- lo va entregando de goteras, para mantenerlos como sus
exclusivos clientes.
Para ser político binominal en este sistema, hay que armarse
de contactos, buenos o malos, instalarse en un territorio de necesidades,
juntar dinero y postular… y listo el dirigente.
Pero hay otro Chile, el de los habitantes populares, el
Chile mayoritario que se esta cansando de estos abusos, los que no creemos en
este tipo de poder amañado, que rechazamos a los que se aprovechan de nuestros
problemas, los que pensamos que son los propios ciudadanos los que deben
diagnosticar y solucionar las necesidades del momento y del futuro. Porque
sabemos que como país tenemos muchos recursos y riquezas para todos.
Los ejemplos más claros y dignos de ese despertar han sido
las asambleas de los estudiantes de enseñanza media -los pingüinos- y la
reciente lucha de la Asamblea
de Magallanes, ellos pasaron por arriba de las malas prácticas de las
autoridades y se pusieron al frente a exigir sus reivindicaciones, mandaron a
buen lugar a los intermediadores de siempre.
La ética de la mentira y el engaño que mostró la intendente
van Rysselberghe no es la nuestra, es la que nació de la dictadura, de los
acuerdo de transición. El pueblo chileno es diferente, es solidario y no
individualista.
Por eso es perfectamente entendible el esfuerzo de los
dirigentes sociales que impulsan la inscripción de un instrumento político
propio, Igualdad, ellos no creen en el sistema de caudillos y quieren que el
pueblo mande.
Así como el esfuerzo de aquellas organizaciones
políticas y sociales que impulsan protestar este 11 de marzo contra las alzas y
las políticas abusivas del Estado empresarial, a cargo en este período de
Sebastián Piñera.
De igual forma la Izquierda que busca unirse en Asambleas de Base
-políticas y sociales- para hacerse cargo de Chile, o de esa izquierda que
viene decepcionada de la
Concertación, aburrida de ser vagón de cola de esa alicaída
coalición política y que como nosotros cree que ha llegado la hora de construir
un nuevo proyecto popular para nuestro país, como el que soñó en su tiempo
Salvador Allende, con las mayorías como dirigentes.
La sabiduría de los que conducen estos esfuerzos de lucha y
unidad tan necesarios hoy en día, probablemente, será la llave que nos
permitirá construir un nuevo Chile con el mundo social y la izquierda como
protagonistas.
Que los políticos binominales sigan con el show de la
intendenta Jacqueline.
Construyamos un Chile Digno
José Miguel Carrera
Santiago, marzo 2011
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