Si alguno pensaba que el correcaminos Mariano iba a plantar cara a Trump en la conversación telefónica que tuvieron el pasado martes e iba a criticar, por ejemplo, el muro de México o la metralla racista dirigida a los cuarenta millones de latinos que viven en EEUU, etc. estaba equivocado, el líder el PP se mostró sumiso como una geisha. Si la cháchara se hubiera celebrado en la Moncloa, habría acabado dándole un masaje a los pies.