Las fuerzas de derecha del continente y sus aliados externos, especialmente en EE.UU. han hecho esfuerzos en los últimos años, para parar el movimiento progresista que, con contradicciones y reveses, venía avanzando y creando un movimiento continental que buscaba la integración, la cooperación  y todo lo que ayudará a fortalecer los procesos democráticos. Han aplicado todas las recetas que tradicionalmente han empleado contra el movimiento obrero y popular, campañas dirigidas a corromper a movimientos y partidos progresistas (lease: Odebrecht y similares).