Según Diego Ancalao, lo ocurrido a Vicente Montecinos, es un hecho más que deja en evidencia la espiral de atropellos que se comete con la gente Mapuche y todos quienes se acercan a ellos para conocer y reproducir sus historias, para que se sepa la verdad de cómo el Estado chileno no se cansa en intentar silenciarlos. “No cabe ninguna duda que la violencia no viene del pobre, del campesino ni del Mapuche, sino del Estado, que es una asociación que reivindica el monopolio del uso legítimo de la violencia […]»