El triunfo del Rechazo en Chile no representa un giro conservador, de la misma manera que el estallido de 2019-2020 no abría una autopista despejada para la liberación total. Es en el intersticio de esas dos tesis apresuradas donde debemos hacer política con audacia, sin soltarle la mano al pueblo y evitando el chantaje de las narrativas de la derrota.