Guillermo supo bien construir su camino, con infinita paciencia pedagógica y perseverancia a todo trance, enfrentando junto al tremendo equipo humano que él supo formar y dirigir, toda suerte de precariedades e incomprensiones cuando no presiones varias, para que el teatro, su “cariño malo” como solía decir, se mantuviera vivo, en pie, y aportara luces en tiempos sombríos, primero con el TIUN, (Teatro Iquique de la Universidad del Norte) y luego con el TENOR (Teatro del Norte).