“Existe el privilegio de los hombres de tratar a otras personas como si fueran sus objetos y cuando ven que hay un acto de humanidad de esa persona, que es el acto de romper con una relación, de enfrentarse a la violencia, el agresor hace el acto máximo de disposición de un objeto: deshacerse de ese objeto, como podría ser venderlo o destruirlo, que es lo que define la propiedad en nuestro sistema legal patriarcal”