El Vaticano aporto una prueba inédita del silencio de la curia argentina durante la dictadura. Se trata de una carta del obispo Enrique Angelelli, escrita en julio del ’76, donde le informa al nuncio Pío Laghi las violaciones a los derechos humanos que sufría junto a sus compañeros. Fue presentada en el juicio por su asesinato.