Las declaraciones de Guillermo Ramírez, Secretario General de la UDI, son aberrantes. No existe contexto alguno que justifique lo ocurrido a Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas. No existe tampoco un contexto que ampare un pacto para ocultar crímenes de lesa humanidad. En una democracia consolidada, ningún político puede emitir impunemente declaraciones como las de Guillermo Ramírez. Sus dichos habrían significado inmediatamente la renuncia a su cargo.