Después de 38 años y siete meses de su asesinato, Monseñor Romero ha sido finalmente elevado a los altares por la Iglesia Católica. Es necesario recordar que su asesinato sigue en la impunidad. Algunos de los responsables de su asesinato murieron sin haber sido juzgados, y muchos otros siguen vivos, como vivas siguen las estructuras detrás de la cual se siguen ocultando quienes propiciaron su muerte, y celebraron con champán su asesinato.