La realidad del conflicto saharaui es la que es; una cuestión de justicia y legalidad internacional. Y no hay huida a ninguna parte, ni personajes, ni estados, ni leyes, ni traidores que puedan cambiar su rumbo. Cualquier solución tiene que contar con el consentimiento pleno y soberano de los saharauis mediante un referéndum de autodeterminación.