Desde entonces el pueblo saharaui, traicionado por España y abandonado por la comunidad internacional, se ha visto obligado a desempeñar las armas en legítima defensa, para defender su identidad e integridad y afrontar por sí solo, y afrontar las consecuencias de los Acuerdos de Madrid, que han provocado la guerra y el genocidio contra el pueblo saharaui y una amenaza de la paz y la seguridad en la región.
«Con el fusil arrebataremos la libertad”