De una manera casi inadvertida para su gravedad, el Senado aprobó el proyecto que «fortalece y moderniza el sistema de inteligencia del Estado», un nuevo ladrillo en la pared represiva del gobierno de Piñera, en el afán de contener la revuelta popular que ya cumplió cien días.[…] De esa manera, mediante un virtual acto de prestidigitación, casi de la nada, el gobierno del seis por ciento y el parlamento del tres por ciento crean un poderoso y centralizado dispositivo de inteligencia, protegido por el secreto, y dotado de facultades casi omnímodas, superiores, en lo que se refiere a tratamiento de información, a las que tuvieron la DINA y la CNI, con la ventaja de que lo legitima la patente legal.