Seamos tercos, perseverantes en la idea de que si podemos construir una sociedad donde quepamos todos y todas con igualdad, con justicia, con dignidad. No nos dejemos convencer otra vez de que la subordinación, la explotación, la desigualdad, la pobreza, la injusticia, la deshonestidad y el egoísmo son parte del orden natural. No es cierto, aquí en Venezuela demostramos en la primera década de este siglo XXI, que si se podía avanzar en la construcción de una sociedad auténticamente humana, mediante el ejercicio de la democracia protagónica, la democracia socialista.