El miedo manda
En días en que vemos militares fuertemente armados, en vehículos blindados, corriendo por las calles de esa Europa que ha tenido para muchos de nosotros, en el sur del mundo, por generaciones , un halo de humanidad, solidaridad y fraternidad, nos preguntamos que está pasando. El miedo manda por todos los rincones. El miedo lo conocemos en esta parte del mundo desde hace siglos.
El peligro acecha este fin de año a Latinoamérica
Las próximas elecciones en Argentina y Venezuela serán decisivas no sólo para la continuidad de los gobiernos progresistas en estos dos países, sino para el futuro de toda la región. Una caída de estos gobiernos implicaría el retorno del neoliberalismo y la apertura de un proceso de alcances aún impredecibles.
América Latina en una difícil encrucijada. El elector exhausto
Un rápido repaso de la situación de los progresismos sudamericanos nos devuelve un panorama áspero, plagado de preocupaciones y dificultades. A excepción de Bolivia, y parcialmente de Uruguay, los gobiernos restantes se encuentran jaqueados por variantes políticas animadas con pujantes intereses restauradores del neoliberalismo y la derecha política. Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Venezuela están atravesando momentos de conmoción y debilitamiento que, en virtud de sus desembocaduras, pueden alterar el mapa político regional.
¿Fin de ciclo? Los movimientos populares, la crisis de los “progresismos” gubernamentales y las alternativas ecosocialistas
Los pueblos indo-afro-nuestroamericanos y sus tentativas de construcción de gramáticas emancipadoras parecen encontrarse en un nuevo punto de inflexión. Un ciclo de mediana duración, social, político y económico parece agotarse paulatinamente, aunque de manera no uniforme, ni para nada lineal.
El avance de Podemos en España: “Van pudiendo”
No han sido pocos los llamamientos de Podemos a orientar la mirada hacia América Latina. No le falta razón ante el quietismo político europeo y su tránsito hacia vías de subdesarrollo. Sudamérica, con sus diferencias y desigualdades, viene desarrollando un complejo y sinuoso camino de superación de su atraso. Pero a la vez, la consolidación en el poder de los progresismos latinoamericanos exhibe problemas de distanciamiento, autonomización e incomunicación de sus representantes y direcciones respecto a sus bases, que merecen advertencia y cuidado.
Democracia elitaria o democracia popular: El peligro de la reactualización del apartheid político – social de la transición
A lo que le temían en los años ochenta –y al parecer también hoy– algunas franjas del progresismo es a la posibilidad de una práctica democrática de masas, la que podría devenir en la jubilación de la generación de la transición por la vía de una autorepresentación política de los movimientos sociales populares. Y esto no ha sido ni entonces ni ahora una posición utópica o teoricista, por muy difícil que haya sido su aplicación (ni pensar su triunfo) en los años ochenta.
Ante el balotaje en Uruguay: Reforzar la vigilia popular
La triple victoria de octubre (Bolivia, Brasil y Uruguay) aunque de desiguales magnitudes, ratifica el rumbo progresista regional que las fuerzas conservadoras de cada país vienen amenazando. Las anima la indignación racista inspirada en la concepción según la cual, usurpadores de baja estofa, como indios, obreros, campesinos o guerrilleros se inmiscuyen en sus elevados asuntos e intereses, que a la vez imaginan propios de toda la nación.
Nosotros, los experimentales
El repaso permanente de la realidad latinoamericana, contribuye a enfatizar la necesaria comparación con el resto del mundo, signado casi excluyentemente por la vigencia hegemónica del neoliberalismo, la violencia y la barbarie. Desde una perspectiva histórica, éste es el mejor momento de la historia de América Latina, aún con su inconclusa descolonización y modernización plena. Pero ante esta apretada síntesis (que no debe desalentar el análisis crítico de cada experiencia nacional con sus límites y contradicciones) surge inevitablemente el interrogante acerca de cómo conservar lo logrado, profundizar los cambios y estrechar aún más los lazos.