En esta inédita abstención, que se constituye en la peor vergüenza de toda nuestra trayectoria republicana, solo hay responsabilidad de los mediocres actores políticos de La Moneda, del Parlamento, de los municipios y los partidos políticos. Tuvimos urnas sin un solo sufragio y candidatos que no movilizaron siquiera a sus parientes más cercanos. Pero en el país de las impunidades, estos últimos ya sacan cuentas alegres de sus pobres resultados. La UDI se mofa de haber superado en votos a Renovación Nacional; así como la Democracia Cristiana se congratula por haber obtenido un par de votos más que sus socios de la Concertación o de la Nueva Mayoría en algunas comunas del país.