¿Hasta donde seguiremos cayendo? Ya no sólo se usa para reprimirnos la policía que adiestró la dictadura, sino ahora también sus cárceles, y esas para enjaular a los miles de niños que van cayendo victima de familias que se destruyen, víctimas de las drogas, de la delincuencia, como producto de un aparato de publicidad y un sistema que empuja a la gente a consumir, a tener más, a comprar marcas, mientras los sueldos se achican, la cesantía encubierta crece y se destruyen consciente y dirigidamente los valores que millones de nuestro pueblo tuvo en el pasado: solidaridad, organización, rebeldía, exigencia de que se cumpla la legalidad, etc. Hoy somos lo que ellos buscan: millones de islas dispersas.