La virtud en tiempos del Mercado
Hemos pasado años, si, muchos años denunciando el daños de los cultivos transgénicos usuarios de pesticidas derivados de la guerra de Viet Nam, que circulan en el torrente sanguíneo de nuestros hijos e hijas, en la leche materna y que daña la pared de las células en forma irreversible ¿Yyyyyyyy? Nadie se ha dado por enterado. Porque darle la guerra a la Monsanto, ahora propiedad de la Bayer es peligroso.
Filosofía, sí, pero en serio
Antes de aceptar en nuestra mente las guerras y conquistas como algo natural, tenemos que conocer las ventajas de convivir en paz. Antes de lamentar el Holocausto racial, y la violencia azuzada por las ideologías maniqueas (o blanco o negro) debemos extirpar las ideas mitológicas de razas, que son solo variaciones fenotípicas del ser humano que se expresa en toda la gama de colores, y que tienen que pensar y repensar constantemente cómo se organiza en pueblos y estados para la buena convivencia.
La Teología Económica, las Matemáticas y la Realidad
Pero un matemático que obtuvo el premio Nobel y de quien se hizo una película, Nash, matemáticamente llegó a la conclusión que si enfrentamos dos grupos de humanos, uno de ellos sin reglas de solidaridad y cooperación, y el otro con reglas, el segundo gana por goleada. Es decir, la sociedad sin reglas en vez de lograr más bienestar, porque cada uno optimiza su felicidad, tiende al desorden y sucumbe frente a una más organizada donde exista altruismo, solidaridad y metas en conjunto.
El fin de la inocencia y el develamiento de nuestra realidad
Este año, para nosotros ha sido duro al tener que tomar conciencia y asimilar que no somos lo que creíamos ser, ya que nos daban afrecho, como a los chanchos, para que en nuestra autocomplacencia no nos diéramos cuenta que el día de San Martín, día de la matanza de los puercos, se acercaba. O el día de la verdad, que es la muerte de la ilusión infantil de nuestra naturaleza y de nuestra imagen, día en que estamos obligados a crecer y asumir que nuestro destino está en nuestras manos solamente, […]