La decadencia del líder de la derecha, Joaquín Lavín, se va convirtiendo en inevitable a medida que pasa el tiempo, en que se “está volviendo viejo”, pues ya nada queda del joven y dinámico candidato de la derecha que, en 1999, en la primera vuelta en las elección presidenciales, logró un virtual empate con el poderoso líder de la Concertación, Ricardo Lagos Escobar. La magia del cambio, que tan hábilmente el candidato Lavín supo encarnar y comunicar a los ciudadanos, hoy no está, ni siquiera, en el baúl de los recuerdos.