Bajo la redacción actual, escribió Pilkington, las órdenes tienen que ser altamente precisas sobre los lugares específicos en que se sospecha está produciéndose la actividad criminal y aprobadas previamente por jueces ubicados en ese mismo distrito. El FBI propuso cambiar esta regla para que un juez pudiera emitir una orden autorizando al FBI a hackear o intervenir cualquier computadora, sin importar dónde se encuentra.