El recién asignado Nobel de Economía generó una enorme confusión donde unos cuantos entendieron que por fin las ciencias económicas convencionales incorporaban las cuestiones ambientales o que estábamos frente a una renovación en el desarrollo. En realidad nada de eso ocurre, y el premio sólo refuerza el mito del crecimiento económico como meta del desarrollo y la fe en resolver la crisis económica dentro del mercado y del capitalismo. Y lo que es peor, algunos en América Latina aprovecharán esto para para reforzar las estrategias de desarrollo que nos condenan a ser proveedores de recursos naturales para la globalización.