La diferencia entre la tradición liberal y el modelo neoliberal es mayor: a Locke, Smith, Ferguson, y hasta a Burke no se les hubiera nunca pasado por la cabeza identificar la concepción de libertad política que aprendieron de la tradición republicana con el fenómeno, más reciente para ellos, del “libre mercado” y de la libertad económica –es decir, la libertad de perseguir sus “intereses”–, ni menos hacer de la segunda un fin y de la primera un medio.