Pareciera que, en definitiva, el gobierno de los Estados Unidos se ha propuesto convertir al Perú en Nave Insignia de su estrategia continental de dominación, orientada a aplastar la lucha de los pueblos de América Latina. Siempre la administración yanqui tuvo esa obsesión. Pero antes, actores de otros países, con escenarios más claros y horizontes más despejados, jugaron ese rol; y el aporte peruano, no fue tan requerido. Ahora, la situación es otra.