Este modelo predador, por definición insostenible desde un punto de vista social, económico y ecológico, es el modelo por excelencia de un capitalismo retrógrado que caracteriza la economía del país y se basa en la extracción indiscriminada de recursos naturales para venderlos a bajo costo en el mercado internacional, sin que exista ningún tipo de compensación, redistribución y protección de las comunidades locales, como si los bienes naturales del país fuesen propiedad de unos pocos.