Aló, ¿oficina de la OEA?
▪ ¿Y qué me puede decir de Chile?
▪ En Chile hay un presidente genial. Ha resistido la ola insurreccional terrorista generada por La Habana y Caracas matando muy poca gente, solo alrededor de 30, al mismo tiempo está haciendo grandes aportes a la lucha antisubversiva porque para impedir que la misma se propague ha ordenado que violen a los presos (aunque se les ha pasado la mano un poco porque han incluido menores), revolucionando de manera extraordinaria los métodos de defensa de la democracia, al dejar ciegos y atropellar en la calle a los terroristas. Chile va muy bien.
La OEA, vergonzoso cómplice del fraude electoral mexicano
Pero el pasado 4 de junio, en Coahuila y el estado de México, los mexicanos sufrimos un terrible fraude electoral. El régimen autoritario se niega a aceptar la derrota y se aferra al poder con dinero, con violencia y con conteos truqueados, subordinando a las instituciones democráticas.
¿La reacción de la OEA? Silencio y complicidad absoluta.
OEA pretende empujar a América Latina y el Caribe a los bordes del abismo
Es materia conocida la función histórica con la que ha cumplido esa organización desde su fundación en 1948, en términos de alineamiento con los intereses geopolíticos de los Estados Unidos de América. Basta recordar el aval dado al golpe de Estado en Guatemala (1954), al golpe que derrocó a Salvador Allende en Chile (1973), al golpe militar en Brasil contra Joao Goulart (1964), a la invasión de Panamá (1964), República Dominicana (1965) y Granada (1983) en la que fue asesinado el presidente socialista Maurice Bishop.