“Los ignorados”: una bomba de tiempo
Luego de la venida del Papa Francisco a Chile, ha quedado en la retina colectiva un par de constataciones que son dignas de analizar: la disminución de la masividad del fervor, la visible ausencia de los sectores populares en las actividades convocadas por la Iglesia, y la contradicción entre la aceptación de “la verdad” versus la prueba inapelable de que en nuestro país existen humanos violentados sistemáticamente por las instituciones desde que tenemos memoria.
Valparaíso: las devastadoras llamas del Chile Neoliberal
Esta cara del Chile popular, del Chile marginado por el neoliberalismo, es la que sale a luz con cada catástrofe. ¿O es que acaso es una casualidad que sean los campesinos pobres chilenos y mapuche los que se vean más afectados por las erupciones volcánicas? ¿O es cosa del azar que las familias de sectores populares sean las más afectadas en cada terremoto? No es que las clases altas tengan una protección celestial que las hace intocables por las catástrofes naturales, pero el poder del dinero las hace infinitamente menos vulnerables.
El incendio de Valparaíso hace patente la fragilidad de la pobreza
Tanto Valparaíso, como Alto Hospicio y las demás ciudades del interior de Arica y Parinacota y Tarapacá, está poniendo al desnudo la enorme pobreza existente en el Chile neoliberal, que han administrado la Concertación y la Alianza. Este es el país de los pobres. Marginados y provincianos tiene poco que ver con un país prepotente, administrado por castas que, desde Santiago, pretenden determinar la vida de los habitantes de las demás regiones, ignorando por completo su realidad y sus verdaderas necesidades, agravadas en las grandes catástrofes.