Parecía que la pesadilla se repetía no ya por segunda, sino por tercera o cuarta ocasión; pero la vigorosa protesta de ese día, y las que han seguido, muestran que, en esta oportunidad, las mayorías movilizadas no se van a dejar pasar fácilmente por la cola del pavo.
Por de pronto, con esa reacción, entablaron al punto un inapelable recurso de legitimidad.
Uno de los peores errores de las aristocracias, elites y oligarquías, que a menudo conduce a que dejen de serlo, consiste en medir la realidad en función de los parámetros que construyen para dominarla.
La jubilosas escenas de la cocina, en la sede del Senado, la madrugada del 15 de noviembre, empalman de inmediato en la memoria con la foto de las manitos alzadas en el «acuerdo nacional por la educación» que escamoteó la lucha de los «pingüinos» y permitió reemplazar la LOCE por la CGE, en noviembre de 2007, una de las típicas comedias de la república neoliberal.