Grecia ha mantenido en ascuas durante varias semanas a la Santa Alianza y a sus más conspicuos representantes -la Troika, FMI, CE y BCE- debido a las elecciones de los 300 diputados al Consejo de los Helenos (Parlamento griego). Los resultados han estado a la altura de la esperanza que desde meses existía en la izquierda europea.