El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, ha mantenido una relación fluida con el régimen de Marruecos en los últimos años, hasta el punto de reivindicarse ante el Gobierno de Rabat como valedor de sus intereses en España y en el continente europeo. Así se pone de manifiesto en un escrito que acaba de hacer público el hacker Chris Coleman, conocido como el Snowden marroquí. La pregunta surge de inmediato: ¿cobró por esas gestiones?