Incluso parece atinado que la formación docente diseñe instrumentos para desarrollar en los alumnos “habilidades interpersonales para el trabajo con otros”, a la vez que se propicia “una mayor responsabilidad y autonomía de los alumnos”. Sin embargo, poco y nada puede aportar cualquier tipo de estrategia que se ejecute en un contexto socialmente descomponedor, en el que son destruidas las instituciones primariamente responsables de transmitir y dar estabilidad al repertorio de valores que hacen posible una pacífica convivencia comunitaria, el trabajo y la familia en primer término.