“Yo viví con espanto como las muchachas que compartían celda conmigo, temblaban sin control y de miedo a la sola mención de su nombre [NdR: el de Miguel Krassnoff], dos de las cuales, Muriel Dockendorff y María Elena González, torturadas personalmente por él, son hoy “Detenidas Desaparecidas”, ninguna de las dos llegó a cumplir los 25 años, una de ellas se había casado dos meses antes, la otra murió junto a su único hermano. Ninguna jamás había empuñado un arma.