La construcción de una imagen negativa de África y sus gentes en EEUU fue una estrategia sofisticada: consiguió que los mismos afros sintieran desprecio hacia sí mismos, señaló Malkom X. Tanto que el cantante Mickel Jackson, desde el odio hacia su piel y sus rasgos, se sometió a la tortura de las máquinas blanqueadoras de última generación hasta morir.