En 2009 se anunciaba con bombos y platillos el ‘Programa de atracción de centros de excelencia internacional para la competitividad’ bajo el alero de Corfo. En ese entonces, el plan contemplaba US$ 100 millones para financiar estos centros cuya misión era impulsar la ciencia aplicada en Chile, crear asociatividad con instituciones locales y proyectos de I+D con la industria.