La reciente derrota de Francisco Orrego a la gobernación de la Región Metropolitana, no solo es una buena noticia para quienes creemos que personajes así son un peligro para la democracia del país, sino también porque es una derrota para cierta masculinidad enojada, que se ha instalado con fuerza en muchos países, usando las plataformas digitales para difundir un discurso abiertamente negador de la desigualdad de género.